BCCCAP00000000000000000000753

TEMPORAS DE PRIMAVERA 91 no sé cómo son, áhora me parece estar en presencia de uno de ellos.>> Abandoné precipitadamente el desp,acho, y me fuí oon el alma destrozada a la capilla, a desahogar allí mi inmensa p,ena. »Desde 1aquel día apenas volví por la oficina. Me daba un apuro horrible ; y además, no me encontraba muy bien. Los me– ses últimos habían sido agotadores para mí, 1a causa de mi con– tinua tensi6n moral: perdí el apetito, empecé a sentir bastantes molestias... Mi salud t,erminó seriamente afectada, y entonces mis padres me trajeron en seguida a su lado. »No fuí si,quiera a despedirme de aquel :por quien tanto había sufrido ; pero no he llegado a olvidarle dd todo : aún sigo ro– gando por él, para que Dios le mire con misericordia y le saque de su miseria. Parece que tampoco él puede olvidarme ... Me ha escrito varias cartas, una bien reciente, y yo no sé qué hacer: si le contesto, temo enredarme de nuevo en un trato que pueda serme perjudicial; si no le ,contesto, me' parece que es como dejar cruelmente abandonada a un alma a la que tal vez pudi,era prestar no pequeña ayuda... ; usted me dirá .qué es lo más con– veniente.» Con v,ivísima atención escuchaba rel P. Fidel a Josefina. La voz dulce y cálida de la muchacha daba run encanto singular al relato, dejando traslucir al mismo tiempo ,cuán profunda huella habían marcad:, en su espíritu aquellas dolorosas experiencias de Madrid. ¡ Cuánto habrfa tenido que sufrir la pobre ,criatura, tan ex– trañamente ser:sible y delicada, con todas las cosas que le habían ocurrido ! Ella. a quien una palabra, un gesto, una actitud de personas queridas era capaz de ,producirle fiebre ... -Bueno, ,¿ y a cuento de qué le he referido a usted unas cosas que j,amás hubiera creído poder contar a nadie en la vida? --A cuente de una sentencia de San Agustín que... -¡Ah! St Iba a eXiplicarle a usted có,ri1,o yo también, a ipe~ar de mi no mucha experiencia, la tengo ya buena de eso de que cmuestro ,coraz6n no puede encontrar reposo mi,entras no busque su descanso en Dios>l. Durante el tiempo d,e que, le he hablado, mi ,único consuelo o ,alivio era pas,armie largos ratos ante el Sa– grario en una .capilla solitaria. ¡ Cuántaf.i lágrimas derramé allí!

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz