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70 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA Toda la vida del Convento-Colegio se regulaba a toque de campana. La campana .grande, solitaria en lo alto, llamaba, desde la pequeña ,espadaña puesta a un costado de la iglesia, sólo a los actos del ser-vicio divino: las misas, el rezo ooral. la me-dita• ci6n en común, las funciones eucarísticas de algunas tardes... ; la campana mediana, colgada de la pared casi en un ángulo del jardín inter,ior, servía para transmitir las llamadas ((del mundon: a sus toques atendían «los Padresn para saber si ,al,guien les lla– maba a la portería o les estaba esperando al teléfono ... ; la cam– pana más ;pequeña, campanilla inquieta y alborotadora, movili– zaba repetidamente a los estudiantes para la entrada o "lalida de las clases... La monotonía del «h;y, como ayer; mañana, como hoy; y siempre igual...» pesaba más duramente en el vivir de estos últimos que en el de los demás moradores del Convento. Para los estudiantes, fuera del paseo de los jueves por las afueras de la ci'lldad, la historia de cada día podía reducirse a estos ren– glones durante ,años enteros: ratos de coro para orar, ratos de celdc. para 1estudiar, ratos de dase para oÍr y dar pruebas de lo· estudiado, breves ratos de Jefectorio para comer, y dos ratos ~que siempre les parecían cortos--para sencillo recreo por la huerta o jardín, después de las refecciones de mediodía y de la noche. Pero en el mes de mayo se llevaba mrucho mejor la monotonía de tan sem·illo vivir: el tiempo era hermoso, había cantar de pájaros para gracia del solemne silencio conventual, y flores en el jardín para ,alivio de los ojos cuando se fatigaban del mucho leer... , y sobre todo había que los afanes más o menos penosos de cada jornada podían reposarse dulcemente a los pies de la Virgen en d vespertino «ejercicio de las Flores». Este ejercicio resultaba, por de pronto, bastante más llevadero ry agradable que el esfuerzo de una prolongada oración mental, que era lo pres– crito para aquella hora en los demás días del año ; pero no se limitaba a eso su atractivo... La Reina de mayo, con su her– mosura tan divina y tan humana~y en lo humano, tan excelsa– mente femenina-, con su sonreír de Virgen y de Madre, tenía que ser de ;poderoso y suavísimo alivio para la vida Íntima, siem– pre en tensión, de aquellos jóvenes ,estudiantes, que no oonocían

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