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666 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA algo más de dos años, estábamos echando ilusionadamente los cimientos de la Juventud Masculina. ¡ Si vieras cómo te agradez– co aquel servicio! Que tu sombra sea siempre bienhechora, y tus nueces las de más alta calidad.» Siguió adelante, a lo largo del muro sur... Otra parada junto al árbol que un año antes había sostenido ·sus espaldas y cabeza cuando «la hora del desaliento». Besó su humilde follaje: cc ¡ Gra– cias, oscuro árbol amigo! Sí, te agradezco muy de corazón aquella tu bondad de entonces. Ahor:a que me voy, pido a Dios que te lo pague todo como El sabe hacerlo ... » Continuó andando en melancólico mutismo; y al doblar por su izquierda la esquina sureste, levantó los ojos hacia la mole de la iglesia que recortaba su figura contra el suave azul preot9- ñal del ,cielo. Diminutas aparecían allí, sobre el saliente de la alta cornisa del crucero, celas oscuras golondrinas». Aparecían extrañamente quietas... Reunidas en gran número y tan sosega.. das, sin dar más que algún brevísimo vuelo para cambiar de sitio o de postura, debían de estar a la espera de algo, prepa-• rando algo. -También a vosotras os digo adiós, hermanas golondri– nas. Os tengo particular afecto entre las criaturas aladas del Padre Celestial. Ya desde niño me alegraba oír 'VUestro canto y ver vuestros nidos ,en el viejo comedor de la ·casa paterna. Y de mayor, j cuántas veces detrás de vuestro casi ingrávido surcar el aire se han ido los aún más ingrávidos vuelos de mi fantasía ... ! »Sí; he soñado mucho. A vosotras me atrevo a confesarlo sin rubor, hermanas golondrinas. He soñado mucho... Sueños gran– des y hermosos ; que estoy perdiendo la esperanza de verlos algún día realizados. t Por qué el Señor nos dará una capacidad tan grande de soñar, si luego la realidad es tan mezquina? ... Durante años me ha parecido la vida maravillosa, no para dis– frutar de ella, sino porque en ella se podían hacer, cada día más, una infinidad de cosas que agradaran al Señor y embe– lleciesen a las almas. Ahora estoy triste, hermanas golondrinas. Ya voy recogiendo una buena 1cosecha de incomprensiones y desengaños. Esto no me altera externamente, pero me deja el alma dolorida ; y luego me cuesta mucho reponerme de ci~rtas experiencias decepcionantes... Porque uno no acierta a expli-
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