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662 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA puro, es la que dice: DAR LA EXISTENCIA POR LA ESEN– CIA. »De aquí se deducen para los nuestros los siguientes im– perativos: »Primero: Subordinar en todo momento el «modo de vivirn al ((modo de sern: sacrificio. »Segundo: ,ccEstar en forman siempre, y dar a esta frase toda su trascendencia, que va de lo deportivo a lo ético: vivir en una ccasces1s». »Tercero: Contraer un hábito por <cimitación de los mejores ejemplos» : irse creando ,así un estilo, ,ccun ritmo total del cuerpo y el alma acelerado hacia la metan. »Cuarto: Convencerse de que un ·igran estilo solamente se lo– gra a fuerza de renuncias.» Conjugando este hablar de José Antonio, escueto, pero re– bosante de ideas y magnífico de estilo, con aquel acento pater– nal y de exhortación a la virtud propio de Tobías, pensaba el P. Fidel dar acertadamente su última y mejor lección. Pero ,cuando llegó la hora, y se vió ante sus queridísimos jó– venes, que más que para recibir lecciones, estaban para desaho– gar sentimientos, tampoco él pudo dominarse, y dejando a un lado lo que llevaba en la mente, dió libre suelta a su propio sentir, hablándoles con ,el corazón en la mano... Aquel habla espontánea salía a veces incoherente, desaliñada, pero con tal fuerza de aut~nticidad, que daba en lo mejor del espíritu de los , que 01an. -Os aseguro, mis queridos 16venes terciarios, que con vos– otros he tenido la experiencia hasta ahora más interesante de mi vida... Y os aseguro también que no podré olvidaros jamás. Así fueron sus últimas palabras. María de la Gracia, naturalmente, estaba afectada como po– cas por la marcha del P. Fidel. A la mañana siguiente-no iba a la oficina, porque le habían dado las vacaciones--se puso a escribir en su diario : ccAyer, a las ocho y media de la tarde, se despidió de nos– otros.
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