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658 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA El P. f idel salió para Vigo en la noche del día 25. Iba a a dar una Misión en la parroquia de Domayo, situada a la orilla norte de la ,gran ría viguesa. Y marchaba ,contento, pues sentía un especial afecto por aquella Vigo, trabajadora y bellísima, donde había pasado meses inolvidables. Tenía ganas de volverla a ver y disfrutar de sus paisajes sin par. En el convento vigués notó, quizá más que en el de León, esa especial atmósfera que podemos llamar ((ambiente de Capí– tulo»: espectación, cábalas, esperanzas, :proyectos, temores. Los resultados del Capítulo Provincial afectaban de una ma– nera o de otra a todos los religiosos de la Provincia, pues además de salir de allí los nuevos superiores, saldría también el cambio o trasiego de gran parte de los religiosos. Muy natural, por ,tanto, que en los recreos convcentuales se hablara abundantemente del próximo acontecimiento y se intercambiar.án pronósticos e im– presiones. El P. Fidel descansó un día en el ,convento de Vi.go y luego se fué con otro Padre de aquella comunidad a su Misión de Domayo. Fueron ocho días de entrega a procurar el bien de las al– mas, sin preocuparse de todo lo demás... Al regreso, le esperaban en el mismo Vigo varias cartas que 'le habían sido remitidas desde León. Una, de Carmen del Río.: su letra y su <(marca» eran inconfundibles. Y el P. Fidel empezó a leerla apresuradamente, porque hacía ya mucho tiempo que no sabía nada de aquella chica. -«Mi buen amigo : • ((¿ Le extraña? Me figuro que sí. ccHace ya semanas o meses que deseaba escribirle, y nunca terminaba de ponerme a ello ... <(Ya supondrá que en estos meses últimos mi vida cambió mucho. Ya estoy •casada... El hecho de ,escribirle desde Ponferra– da le confirmará mi boda ,con Fernando, como oportunamente le anuncié en una mía que no tuvo contestación. En efecto, nos ca– samos; y ya espero, para dentro de meses, un 'hijo ... No crea'. que me ilusiona demasiado. ¿ Sabe por qué? Mi cuñada tenía un chi– quitín que era v,erdaderamente precioso: a los seis meses... «su– bió al cielo», dicen. Yo no sé si subió al cielo o bajó para siem-

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