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TEMPORAS DE PRlMAVERA 653 dente que la del egoísmo correspondería al hombre y la de la abnegaci6n a la mujer. El ho:mbre~siento, muchachas, ,contr-i– huir con esta confesión a rebajar un poco el pedestal donde aca,so lo teníais puesto--es torrencialmente ,egoísta; en ,cambio, la mujer casi siempr,e acepta una vida de sumisihn, de servicio,· de -ofrenda abnegada a una tarea.» -Ahora-dijo ,el P. Fidel a sus oyentes~vosotras podéfa cum– ulir ,estupend3Jllente este programa de abnegaoi6n, porque es– táis en la plenitud de la ilusión y los entusiasmos. Es la hora hermosa de Yuestra vida. Sois fuertes, bien preparadas ry gene– rosas. Y como entendéis el vivir con filosofía de «servicio», no de «disfrute». esta vuestra hora de ,plenitud irá pasando en fiel dedicac,i6n a Ja,s mejores empresas, ccpor Dios y por España». »Mas llegará fatalmente el ,ocaso... Es túste pensar que pueda venir. Pero ·:endrá. También aquel olivo ,cantado por f>,emán encontr6, después de una existencia pródiga en beneficios, su final ,lamentable, aunque singúlarmente generoso y d~gno: 1< Y al fin, cayó ... Sus ramas retorcidas, pródigas hasta el fin, ennegrecidas entre un montón de leños y de abrojos, aún dan en este hogar luz a mis .ojos y calor a mis manos ateridas; como ayer, en las faldas de la sierra, dieron junto al pacífico arroyuelo sombra a los caminantes de la tierra y cobijo a los pájaros del cielo.» »Vuestro ocaso, queridi'.simas j6venes, será seguramente así de generoso y digno. Después de haberos consumido, o en la plena dedicaci6n a Dios del claustro, o en la <<,grandeza y ser– vidumbre>i del hogar, o en la total ,entrega al servicio de la Patria ,(olvidando vuestr,o personal destino, como muchas de vuestras ijefos) ... , vendrá el final, con resplandores, para todos cuantos -os rode,en, de esto que hay en vosotras y que no puede morir, haciendo realidad los prop6sitos concebidos por el poeta ante la última «generosidad» de su olivo:

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