BCCCAP00000000000000000000753

TEMPORAS DÉ PRIMAVERA 647 »Ya veis ,ccn cuánta s,encillez y ,economía de palabras ,se nos presenta un amenísimo lugar en el ,que todo invita al reposo. Pero el cuadro se completa con los encantadores versos que siguen: Robles gigantes le daban sombra, césped florido formaba alfombra junto al venero murmurador... , y el agua clara, corriendo pura, prestaba al campo suave frescura, hojas al árbol, v,ida a la flor. »'e No resulta delicioso Jmaginarse un lugar así? A la sombra de robles gigantes, con una ·alfombra de césped florido para echarse a descansar, y teniendo al fado el arrullador murmullo del agua que va deslizándose sobre los menudos guijarros, entre la y,erha... , puede .cualquiera pasarse ratos de un ·«bien estar», en alma y cuerpo, incomparable. ¡ Bendito sea ,e} Señor, que ha creado cosas fun hermosas l »Mas no para en ,estas amenidades la poesía del ruso. Nos presenta en seguida a los tres caminantes apagando su sed en el agua cJara y fres,ca del manantial, y dedicando luego su aten~ c,i6n a la sentencia que vieron escrita ,en la roca, sobre el na~ ciente bullir del agua: «Procura siempre que tu existencia sea como el agua del manantial.» »Después de ,coita reflexi6n, cada uno de los tres v1a1eros ......un mozo, un hombre maduro ry un anciano-fué interpretando la sentencia a su modo. El primero, ,a tono con sus proyectos y ambiciones en la vida; el segundo, sacando un~ nueva le,cd6n de ,ci,enda práctica para conducirse ,con acierto en sus empresas ; s61o el tercero vi6 en la sentencia una enseñanza de la más alta sabiduría moral: «¡Noble enseñanza! ¡ Sabio consejo! -,dijo el viajero caduco y viejo-,, La sed templemos, y huyendo el mal,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz