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616 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA nDios es infinitamente misericordioso, y por eso perdona siempre que el alma se arrepiente de veras y propone la en– mienda ; pero también es infinitamente justo, y lo mal hecho, tarde o temprano habrá que pagarlo. A veces será en la otra vic¡la ; a veces, también en ésta... Yo pienso en más de una oca– sión si los sinsabores y desgracias de ciertos matrimonios no serán un expiación tardía, pero muy justa, de lo que hicieron de novios. iiLa mejor garantía para un matrimonio feliz es lle,var antes las relaciones con la honestidad y decoro que· exige nuestra mo– r,al. El día de la boda, y durante la inmediata «luna de mieln, la dicha y la satisfacción parecen iguales para todos ; pero ya vendrán las distinciones. Las bendiciones de Dios no pueden caer lo mismo sobre quienes hicieron lo que El quiso y sobre quienes hicieron lo que a ellos les dió la gana. -Tiene usted más razón que un santo-se atrevió a interrum– pir una-; pero ha de reconocer que resulta terriblemente difícil y pesado el estar luchando todos los días para ser en todo como Dios quiere. -Lo reconozco de muy buena ,gana. Sé que necesitáis una fortaleza a toda prueba, a pesar de que se os llame «el sexo débiln. -¿ Y cómo solucionar el problema? -Escucha esta carta que he traído en prevención, y sobre la que no voy a decirte ,cómo ha llegado a mis manos. Es de una jov,en que escribe a cierta amiga suya. «Querida X: ¿Te acuerdas de aquella tarde en que tuvimos la suerte de conocernos? Tú me contaste muchas cosas de tu juventud... Y francamente, creí encontrarme ante una chica con muy buenos sentimientos. muy buenos propósitos ; pero también con muy poca fortaleza o energía espiritual para llevarlos a la práctica en los momentos difíciles. nMe dijiste, por ejemplo, que querías y te proponías muchas veces obrar en todo como auténticamente cristiana y por lo tanto, MARCHAR CONTRA CORRIENTE. Pero que cuando tus amigas te argüfan: ccNo seas tonta. No hagas el ridículo. No desentones: hoy ya no hay ninguna que obre así, hoy todas, hasta las más buenas, visten y se divierten y se portan lo mismo,