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614 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA en el rebaño. Hay quienes saben a cuánto les obliga su dignidad de cris~ianos y su condición de caballeros, «pues en quien es caballero el honor de las mujeres siempre ha de ser lo primero.» (CALDERÓN.) Tratando sobre esto de las «concesiones», salió muy natu– ralmente a relucir la cuestión del beso... El P. Fidel expuso claramente la necesidad ,de distinguir entre besos y besos, porgue hay algunos que son en absoluto reprobables-pura sensualidad y lujuria-, y hay otros que no pueden ser calificados tan reciamente. · -De todos modos, quien trate en serio de conservar blancas sus relaciones prematrimoniales, que esté muy en guardia contra esto del besuqueo, «porque es el beso, -- en la corona blanca de las flores más puras de la vida, la hoja primera - que al pudor se arranca.» »La verdad de ,estos versos os la podrían explicar, muy pesa– rosas, innumerables jóvenes que la han aprendido bien a costa suya... Y algo, i al,go mucho 1, sabemos también de esto los con– fesores, que tenemos que oír a tantísimas almas por unos sitios y por otros. La ruina moral de muchos, y más aún de mucha~. empezó por un beso, por uno de esos besos ccque no tienen nada», porque siendo ce-entre novios que se quieren» ... ; después vino todo lo demás. Es dificilísimo en esta materia empezar a resbalar, y luego detenerse en el punto que se había pensado.JJ 3. ª No ponerse en ocasiones peligrosas. Explicó el P. Fidel que las ocasiones más peligrosas para los novios-en relativo peligro están siempre por la misma natura– leza del noviazgo-se concretan casi enteramente ,en el estar solos donde no les puedan ver (por lo apartado del sitio, por la oscuridad, por lo que fuere ...). -Quien no evite esto, dé por seguro que sus relaciones no

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