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TEMPORAS DE PRIMAVERA 613 de ella, a requerimientos e insistencias de ,él ! Hoy, algo que parece que ·<<no tiene nada» ; :mañana, otra cosa que parece que si tiene... ; al ctro día, unas de:nostraciones que no están bien; y al fin, Jo que ,está rematadamente mal. .. Después, ya tenemos convertido al rovia~go en una cadena de pecados y torpezas. -,,¡ Cuántas, al cabo de unos mese,s, o de algún año, se han visto hundida3 en fo que nunca hubieran podido imaginarse l Y todo ¿ por c;ué? Por ir haciendo ,«concesiones» sobre ,cosas en las que siempre deberían haberse mostrado inflexibles. «Jamás tu honor con él ceda, porque la fruta empezada, o termina devorada, o agria y podrida queda.» (VICENTE FRANCO, C. M.) >> Y no hag:áis caso de las bonitas disculpas que ,ellos ponen para adecentar su desvergüenza, o lograr que vuestra resistencia se desmorone : _;_,ccTe proponía eso, sólo por probarte.» »Llamad canalla a quien ,salga ,con esa desvergonzada men– tira. Ni lo hadan por eso s6lo, ni tienen derecho alguno a pro– baros. ~c<Quería ver si tienes confianza en mí...» »Pero e qué confianza se va a tener en ellos? ¿ Acaso están confirmados en gracia? ¿ No están más bien ,abrasados en pasio– nes y :malos deseos? Que sinceramente se examinen ante Dios, y tengan luego valentía para decirse a sí mismos qué calificaci6n merecen. En es:e asunto no hay c<caballeros» que valgan: ,a muy caballeros los hemos visto convertidos en grandísimos villanos. -C<Es que no me quieres... » ,,Quien inv-0:11;1e el amor para allanar las dificultades que se oponen a su instinto, no merece más que desprecio. S6lo los innobles y viles pueden buscar su propio contentamiento animal anvocand.o cosa3 respetab1es, y ¡ a cos,ta de la paz y el decoro de aquella a quien dicen que aman 1 ~,<Todos hccen lo mismo... » » ¡ Mentira ! No todos hacen lo mismo. Hay quienes no van

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