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608 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA parte de las lecturas, los espectáculos, las modas, las conversa– ciones indecentes (contra éstas cargó muy recio, convencido de que a ellas se deben casi siempre las primeras caídas de las almas en el pecado)... -Os prevengo contra todos esos peligros, no para que andéis tristes o en continuo sobresalto, que a mí no me gustan las al– mas sombrías, sino para que sepáis conduciros siempre con cierta elemental cautela. Si no os quisiera tanto, me pr,eocuparía me– nos de la suerte que podáis correr; pero os quiero mucho, y Dios os quier,e muchísimo más, por lo que no puedo dejar de preveniros foente a las innumerables ,asechanzas. Como entre las rocas negras y calcinadas del desierto sahariano las hienas aguar– dan en acecho a fos grupos alocados de gacelas, así también en medio dd mundo las ocasiones del mal os acechan a vosotras a cada vuelta de camino.» Otro dfa lo dedicó el P. F idel a explicar cómo los princi– pales peligros para la pureza de la joven provienen ordinaria– mente del AMOR... El hombre puede ser arrastrado muy fácil– mente por la lujuria ; la mujer adolescente o joven falla casi siempre por el corazón. -Comienza a florecer la juventud. En pocos años la niña se transforma en mujercita. Los cambios físicos son bien visibles; los morales, quizá un poco menos, pero más profundos. »La imaginación se desborda... Empieza a sentirse una ex– traña fiebre de sentimentalismo. Lo romántico sustituye a las emociones ingenuas de la niñez. El «soñar despierta» es cosa de cada día; y la jovencita, tan pronto se siente levantada por las más locas ilusiones o ,entusiasmos, como balanceada por Ia os– cura góndola de l,a melancolía con unas ine~plicables ganas de llorar... »El inmenso afán de agradar, tan incrustado en toda psico– logía femenina; crece entonces avasallador, dando origen a muy diversas formas de coquetería y ,a una intensa búsqueda de rela– ciones y de trato, de presentaciones, de amistades... Ciertas co– sas que ella misma experimenta, y otras que ,coge al vuelo en conversaciones ,y lecturas, empujan fácilmente a la chica por el camino de la curiosidad... , ansiosa de esclarecer ciertos inte– resantes misterios sobre los que ella siempre ha observado en