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TE:MPORAS DE PRIMAVERA 601 llMás importan::e que todo lo anterior, en la tarea de mante– nerse limpios entre tanta inmundicia, ,es ,esto de acudir a \a oraci6n y frecuencia de sacramentos. La ,guarda de 1a castidad es una empresa sobrehumana, y así, únicamente con sobrehu– mana fortaleza puede llevarse ,adelante: tal fortaleza sólo puede venirnos de Dios, y Dios la concede tan ,sólo a •las almas que se acercan frecuentemente a El por la oración y los sacramentos. Bien podemos, por :consiguiente, ,establecer esta e,quiva}encia: cristianos flojos en la piedad = cristianos-desastre en la castidad. nSan Pablo sabía muy bien lo que son las flaquezas de la carne cuando en rn Epístola a los Romanos hablaba de la «leyn que sentía en sus miembros r,ebelándose contra ,la otra ccleyn de su mente o espíritu... ccilnfeliz de mf.......exclama el santo apóstol, poni,éndose en lngar de todo hombre caído y haciéndose voz de su perenne angcs:ia~, infeliz de mf! ,¿ Quién me librará de este cuerpo de muerte ?ll llLa respuesta dada a tan dramática pregunta es plenamente luminosa: «La gracia de Dios, por Jesucristo, Señor nuestro. n Efectivamente, ,ne hay otra solución para el problema de la cas– tidad, que ,en el fondo no es ,otro que el ,gran problema de la espiritualización del hombre. Sólo Jesucristo puede elevarnos so– bre la carne, con todas sus obras y apetencias. El vino a la tierra para lograr la trnnsformación moral de la especie humana ; vino a hacer que los hombres animaJes se fueran ,convirtiendo en hom- ' bres ángeles ; vin.::, a conseguir que quienes habíamos nacido de la carne y de la sangre, y ,éramos hijos de pecado, renadéramos del Espfoitu, y :t.:éramos hechos hijos de Dios. Transformación tan prodigiosa, sólo uná fuerza d:vina-la GRA:ClA--puede u;. varla a feliz término. De aquí la necesidad de una alta vida espiritual en el reristiano: sólo cuando el alma está de asiento en un mundo su9erior puede .fácilmente triunfar sobre -las tur– badoras agitaciones del mundo de los sentidos. nAlgunos no acaban de ,compr,ender la importancia de un tal tiunfo ; no ven más que los aspectos negativos de la castidad : renuncia a ,esto :1 aquello. La castidad, no obstante su hermo– sura, más que u:,. valor en sí misma, es principalmente vaEosa por lo que sir•Ye a la tarea de nuestra elevaci6n. Por eso las

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