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598 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA Naturalmente, tuvo que ir después ,explicando con la mayor llaneza, pero también con el mayor decoro, las much~s ideas contenidas en tan breve párrafo. Y sin violencia surgió, como de costumbre, una viva discusión. -¿ No será peligroso para la salud el guardar total y cons– tantemente la castidad? He oído que si algunos médicos... -También los médicos pueden decir a veces tonterías. Podía citaros no pocos testimonios de verdaderas eminencias médicas afirmando rotundamente que la castidad no tiene nada de anti– higiénica. No es de la virtud de donde proceden las muchas mi– serias que arruinan la salud y la vida humanas. Certeramente sincero fué aquel ((cives)) de la Roma gentil que escogió para su tumba este epitafio: «Bálnea, Vina, Venus corrumpunt cór– pora nostra... >> ~De todos modos, ,¿ no será más hombre, es decir, más com– pleto, aquel que ejercita todas las potencias o facultades de su alma y de su cuerpo? El reprimir constantemente ciertos instin– tos parece que no deja al hombre desarrollarse en plenitud. -ePodría aducir ahora muchas cosas en réplica a eso que dices; mas por ganar tiempo, sólo quiero que tomes nota de ésto que ha escrito el famoso Alexis Carrel en el cap. IV de La in.– cógnita del hombre .(y ya sabes que este médico biólogo no es precisamente un Santo Padre): ,ccLa represión de los apetitos se– xuales estimula las actividades de la mente, y contribuye a for– mar una personalidad vigorosa. n -Ríen-intervino otro-; teóricamente no cuesta gran tra– bajo reconocer las excelencias de la castidad ; lo difícil es su pr,áctica... j Cuántas v,eces nos sentimos inclinados a pensar que es sencillamente imposible ! Usted se ha esforzado por demos.– trarnos que es posible ser castos ; yo no tengo nada que oponer a sus razones ; pero me atrevo a insistir: dejando a un lado las puras teorías y ateniéndonos escuetamente a la realidad hu– mana, ¿ es posible la castidad? Mire a ver cuántos la observan, aun tratándose de buenos cristianos en otros aspectos ... -Me bastaría que se diera un solo ,grupo de hombres castos, por muy reducido que fuera, para estar en condiciones de afir– mar que de hecho la castidad es posible, según aquel principio de la filosofía escolástica: cede facto ad posse valet illatio)), que
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