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TEMPORAS DE PRIMAVERA 597 Al directo servicio del Reino de Dios ¿ no rpodría lograr el P. Fidel unas casi tan brillantes formaciones ,como había logrado el Frente de Juventudes al servicio temporal de España? Eso vení'.a intentando desde hada dos años, Lo conseguido, aún no podía ,calificarse de espléndido ; ,pero dos años son muy poco para una obra de envergadura, cuando lo que se busca es precisamente la ,ccedificación» espiritual del hombre. Es mu– cho más, fácil levantar castillos que transformar almas. Admirables hab1an sido, e inolvidables debían ser, todos aquellos hombres que habían v,enido dando su vida o sus traba– jos por la Patria; pero el P. Fidel sabía de otros combatientes, en cuyas luchas el heroísmo a carta cabal resultaba mucho más dii=ícil. Mantenerse :fieles a Dios en toda la línea es una empre– sa tan ardua, que no pueden contarse por batallones ,los g_ue perseveran en ella hasta el fin. La mayorÍa se van rindiendo antes o después ; quizá ya a las primeras ,escaramuzas con el triple enemigo del alma: mundo, ,demonio y ,carne. Precisamente. por el frente en que ataca este últim.o enemigo, la carne .(bien flanqueada por los halagos del mundo y las su– gestiones del demonio), es donde s,e ,producen la mayor parte de las derrotas y de las defecciones. Por eso ,el P. Fidel venía concediendo tanta importancia en sus ,círculos de estudio al tema de la castidad en los muchachos. Ya se habfa tratado en forma casi completa el porqué de la castidad ; luego, su importancia decisiva para un vivir de veras humano, y mucho más, cristiano ; :ahora, en el me,s de las ,flores, se atacó a fondo la cuestión más candente : ,¿ es posible a un hombre la fiel guarda de la pureza? En los ambientes masculinos ha flotado desde siempre. más o menos declarada, una afirmación negativa: la pureza no es posible. El P. Fidel lo sabía, y trató de inmunizar a sus mucha– chos contra la influencia de tan pernidoso parecer. ~La disciplina de la carne ,que propugna la ley cristiana de la castidad~iba diciendo cierto día a sus muchachos----,no busca aniquilar el instinto, trata simplemente de re,gularlo, en tal forma que sólo se ejercite dentro del orden debido, ,es decir, dentro del matrimonio, y sin e:xiclusi6n positiva de los fines para los cuales Dios puso en nuestra naturaleza el ,fuerte apetito sexual.
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