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594 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA La carta era portadora de una estampita dedicada al Padre Fidel. Aparecía allí la hermosa figura de María, jovencita y como absorta en su interioridad ; al dorso estaba escrito con sencilla y elegante caligrafía: ,c. .. Y quiero dar en amores cuanto mi espíritu encierra, y deshacerme en sudores: para que al dar en la tierra, produzca la tierra flores.>> Tales versos refle~aban admirablemente la más auténtica es– pirituaiidad de Rosa María. Casi ya a principios de mayo, el Frente de Juventudes de León se puso a preparar intensivamente la fiesta de su Patrono San Fernando, rey de León y Castilla {y también terciario fran– ciscano, aunque esto no lo sabían los del Frente). Era frecuente que a la caída de la tarde, desde su tran.quila celda, oyese el P. Fidel a las formaciones juveniles que regresaban de sus ejer– cicios Comedera arriba y pasaban cantando por delante del con– vento. El les escuchaba siempre con gusto. ((Prietas las filas, recias, marciales, nuestras escuadras van: cara al mañana, que nos promete Patria, Justicia y Pan.» j Nuestras escuadras van ! Qué diferencia entre aquellas can– ciones, entre el espíritu gue las alentaba, y e} miserable decai– miento de ,estos versos (que acababa de leer) de Le Guignon, de Baudelaire: «Hacia un cementerio solitario., mi corazón, como un tambor enlutado, batiendo va marchas fúnebres» ... Y ¡ qué diferencia entre todo aquello del Frente de Juventudes y las canciones idiotas, desvirilizadas (idiotas en su letra, des-

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