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TEMPORAS DE PRIMAVERA 581 en domingo, se me entra a chorros por la ventana. Se adivinan cercanos árboles llenos de pájaros que pían. Es muy de maña– nita... Y duele en 1a entraña tener que decir adiós a todo esto. >>Pero· es un dolor glorioso. Entre •la cantiga alborozada de los gorriones que rompen el frescor del amanecer, y mirando a este so) estupendo de fines de marzo, yo pido a Dios que en el día de mi retorno ,esta «avanzadilla» juvenil leonesa siga vi– brando ,como hoy, pujante y pura, para que el abrazo del r,een– cuentro sea como la hora de este adiós: colmado de g,}oria ,y de esperanza.» El P. Fidel quedó inefablemente contento y melancólico. Contento, por los bellos sentimientos de,} muchacho, que así op– taba por el más generoso y difícil camino; melancólico, porque, al fin, se trataba de algo que n:i.nca resulta tan alegre entre per– sonas queridas: un adiós..Hasta pudo haber ocurrido entonces que le viniese a él cierto vago presentimiento ... ¿ EstarÍa dema– siado lejos su propia despedida de León y de todas aquellas almas a quienes tan entrañahlemente amaba? El verano traería la ,celebración de un nuevo Capítulo Provincial. y entonces sólo Dios sabía... En los días de) lío ,con «La Buena Sociedad», ciertas personas influyentes o «de ,cuartos» repitieron sus visitas al M. R. P. Juan María, ,que por sus ,cargos significaba no poco en la ,comunidad de PP. Capuchinos. Iban a informarle, según decían, ,del am– biente de disgusto que había en la ciudad--.J.a ciudad eran ellos y sus amigos--,contra los de «Avanzadilla» y su director... Pre– sentaban las cosas a su manera, asegurando que con todo aque– llo, los religiosos, tan estimados desde siempre en León, estaban perdiendo mucho ... ; que :el disgusto se traduciría muy fácilmente en merma de bienhechores y disminución de ayudaso limosnas ... Llegaron a insinuar la colllVeniencia de que el P. Fidel fuera trasladado de convento... El se encontl'aba bien ajeno a todas esas cosas ; mas pensando en el próximo Capítulo, era natural que se preguntase alguna vez por lo que podría ocurrir antes de que el fruto de las viñas madurara. Pero aún se estaba en abril, el mes de tantas promesas pri-
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