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TEMPORAS DE PRIMAVERA No se enfada, porque sabe, dolorida y resignada, muchas cosas de la vida. ¡Es un alma delicada! 43 La chica merecía ciertamente una bien cuidada atención. Pero la g.ente que aguardaba su turno alrededor del ,confesonario podía ,e,mpezar a ·imipacientarse de un m,omento a otro, si no era que se estaba ya impacientando ... El P. Fidel deseaba evitar en lo posihle el malhumorado ca:ns,ancio de los circunstantes ; mas sin exponerse a herir la excesiva sensibilidad de la muchacha. Había que :proceder con mucho tacto y delicadeza, :pues fácilmente podía ella interpretar c~lquier indicación de abreviar como falta de interés en oír sus cosas y su caso. ¿ No podía también ocurrir que aquella racha de animosa confianza que movía entonces su lengua se le fuera, para no ·volver en Dios sabía cuánto tiemlpo? La situación quedó ,pronto resuelta por la misma joven, que debía de ser muy inteli,gente. -P,adre: qufaá le ,estoy aburriendo con estas cosas mías que no ,pueden interesar a nadie... , -Tus cosas me han interesado extraordinariamente. No lo dudes. -i No sabe cuánto se lo agradezco! Es que yo quiero, yo necesito al,go, que aún no sé en qué pueda consistir. Y usted tiene que ,ayudarme. Por eso debo hablarle más detenidamente sobre mi vida... Pero me doy cuenta de que ahora no puede ser, por los muchos que esperan, Si no le parece mal que vuelva ofro día... -Me darás una grandísima satisfacción si vuelves. Pero ¿ no te ocurrirá lo de otras veces: que no puedas con tu excesiva timidez? -Yo creo que ~o, porque me ha jnspirado usted muchísima confianza. Además, que en esto, me parece a mí, lo difícil es romper. Y yo ya he roto. Precisamente me puse aquí hoy. no obstante dar,me cuenta de:l mal día que era, porque quería apro– vechar a toda cost,a la ocasión de romper con mi tonto miedo