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TEMPORAS DE PRIMAVERA 41 torio, empezó a decir al P. Fidel que ella no había ido allí pre: cis-amente a confesarse, sino por la necesidad que sentí-a de ha– blar con El de ,cosas muy íntimas... Comprendía que era un día, y una hora, muy poco a propósito para largas expansi~nes en el confesonaúo, por l:a mucha ,gente que aguardaba, pero no había· podido resistir el :impulso de aprovechar aqueU.a ocasión ... ¡ Hacía ya tantos días que estaba con el deseo de hablarle, y no se había atrevido... ! Había llegado incluso una porción de veces a la porterfa del convento, muy decidida a pedir al portero que le llamara, para hablar despacio... ; pero siempre. cuando ,levantaha la mano para ¡poner el dedo en el timbr,e ,le entraba un terrible , nerviosismo, y terminaba volviéndose para casa sin llamar, triste y malhumorada contra sí misma... Por eso, ahora que se había dado .cuenta de que es 1 taba allí, se lanzó a aprovechar la ocasión sin pensarlo mucho ... El P. Fidel escuchaba muy bondadosamente ... ; y le dijo lueg10 unas cariñosas palabras de ,aliento. La pobre chica, ya con bastante sosie.go y confianza, prosiguió: -,,Yo no soy terciaria franciscana; pero asistí a la reunión dd úlbimo jueves de marzo en ,el recibidor del convento, y sentí entonces no sé qué. Fuí por simple curiosidad, y ,por dar gusto a una amiga que se empeñó en q'ue la acompañara ; y fuí-le soy sincera-,,contando con aburrirme regularmente, pues he t~– nido que escuchar bastantes cosas aburridas en sermones y con– ferendas; pero ... Hizo una pausa, quizá para tomar aliento ; el ·corazón le latía alborotadamente: casi podían oírse sus latidos. Con nuevas pa– labr-as tranquilizadoras y cariñosas trató el P. FideI de infundirle plena confianza. -Lo que usted nos dijo aquella tarde me llegó muy adentro ... He vivido desde ,entonces bastante fiebril; y al mismo tiempo, con un extr:año sentimiento de felicidad, de ilusionada espe– ranza respecto de mi propia vida... Padre, i creo que he des– pertado ! ¡ Creo que yo he oído al fin las palabras que nece- sitaba! · Paró de nuevo. Pidió al Padre que tuviera paciencia-, porque a eUa le costaba mucho el exipresarse, y que tratara de entender lo' que quería d.ecirle, pues de se.guro ella se explicaría muy mal.
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