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TEMPORAS DE PRIMAVERA 37 el P. Fidel su pequeña historia tan lastimosa. Varias de las j6ve– nes oyentes estaban haciendo mal disimulados esfuerzos para contener unas lágrimas... Muy difícil iba a resultar ahora el encontrar las palabras justas y oportunas, que, aflojando con suavidad la tensi6n de los espí– ritus, acertara:n a poner conveniente fin a aquel acto que ya se había prolongado ,lo bastante. -Hermanas mfas: Levantad animosamente el coraz6n. Yo es– toy seguro de que no se repetirá en ,vosotras la tri,ste historia de la joven viguesa. Dios os ,ama mucho, y está deseando ayu– daros ,para que ,vuestro vivir no sea un fracaso ante El, sino un verdadero, aunque tal vez oculto, poema de belleza sobrenatural. Para vosotras ,aún es tiemrpo ; podéis hacer no pocas oosas... Y lo que yo :ntento precisamente-y lo intento ·con el mayor y ·más alto afecto de mi alma-, es serviros de estímulo y gura en vuestra empresa. Trataré de ir mostrándoos ciertos horizontes, si no enteran:ente nuevos, sí algo más amplios y hermosos que los habituales ; atenderé :a señalaros las cimas que deben ser objeto de conquista para vuestro ardor juvenil, y ve:Dé de infun– diros el espíritu necesario para Uegar a ,ellas... Lo único que os pido, ,por ahora, es que correspondáis con una regularidad cons– tante en :asist:r a las reuniones o actos que habr,emos de tener ; y esto, aunque en ocasiones os falten por oompleto hs ganas de venir, o el venir suponga no pequeño sacrificio. »Miremos hacia adel~nte, hermanas mías, ,con optimismo serenamente iluminado. Es muy bella, ,aunque difíól, la tarea para 1a cual se os convoca: la tarea de supervalorizar cristiana– mente vuestra vida juveniil.» Se arrodill6 el P. Fidel, y todas le imitaron, rezando para terminar una nueva Avemaría (en la que s,e puso más daro fervor que en la del ,principio). Unos segundos después, el Padre iba despidiendo sonriente a todas aquellas 1muchachas, que salían del l'ecibidór con un cord~al ce¡ Buenas noches !» -en sus labios. Vientos de ala poderosa y tibia tempe~atura seguían ,soplando sobre Le6n y su -contorno: Sobr.e las altas torres de la catedral-'la catedral más ,gentil de España, la ccpulchra leoninai>-, en cuyas hendiduras y reco-

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