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TEMPORAS DE PRIMAVERA 25 le habían pedido que llevara a cabo lo que él más deseaba realizar. Y ahora, ,en ,esta mañana de mar2lo, en que sentía el "espíritu remozado después de su zambullido en ,el cósmico latir de la primavera, más decididamente que nunca hizo que sus ,pensa– mientos se .concentraran en torno a aquel proyecto que, siendo para ,él tan ,querido, se presentaba tan irrealizable ... Al fin, creyó encontrar una salida; y tan alborozado le puso este ha– llazgo, que se levantó de la mesa y empezó a silbar alegremente, aunque ,con ,mucha sordina, ¡por no turbar el silencio que piden siempre los claustros conventuales. Fué de· nuevo a la ventana: parecía mirar •con mucha atención... ; pero la atención de ,su es– pír,itu no seguía al vago mirar de sus ojos. El espíritu iba por otros caminos. Se le ocurrió mirar el reloj: había pasado bastante más' tiempo de lo que él se imaginaba. Precipitadamente abandonó su celda, y se fué a la tr-ibuna de }a iglesia para prepararse a celebr.ar la santa misa. Poco tiempo le quedaba, pero trató de aprovecharlo lo mejor que supo. Aquel mismo día, rpor la tarde, rpasó aviso a María de la Gracia y ,compañeras, para que fuesen a vede el prÓ:x:imo do– mingo. Y llegó el día señalado. El P. Fidel vibraba de impaciencia mal,amente ,contenida, aguardando la hora de la entrevista. Cuan– do por el silencioso jardín resonó· el tañido de la ,campana de señales dando ,«su toque)), ,echó inmediatamente atrás la silla en que estaba sentado frente a su mesa, s,e ,puso bien el manto, y con paso presuroso bajó a la portería. Las jóvenes terciarias le saludaron afectuosamente, besándole el cordón. Se i:entaron todos: y se ,empezó a hahiar. .. " -Padre, y,2. creíamos que usted se había olvidado de lo que le dijimos el dfa de la Asamblea. .....,.No sólo no lo tenía olvidado, sino ,que he ,estado pensando c-onsfantemente sobr,e ello. Muy gustoso os hubiera dicho allí mismo que sí, porque me pedíais una cosa con la que yo soñaba

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