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22 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA gicamente las manos cada diez minutos para que pudieran sos– tener la pluma... ; venían a decir que ya no estaría uno acosado día y noche por la naturaleza hosca, y hasta feroz, que ya el espíritu no tendría que •permanecer como encogido frente a los días sombríos ,y cortos, ni tiritar el cuerpo con los atardeceres glaciales o las madrugadas blanquísimas de los vanos grados bajo •cero. Aquel airecillo templado y aquel inexplicable olor a prima– vera querían sobr,e todo decir que en ,adelante se 1podría ya contar con un verdadero sol en el luminoso firmamento, con in– quietos pajarillos por los aires, con flores en el jardín, y hoias tiernas en los árboles, y rumor de vida nueva por los campos ... i Y cómo alegraba todo aquello al espfr.itu y la sangre ! Dios había puesto muchas cosas bellas en d mundo ; ,por todas ellas había que alabarle con franciscana senciUez: ccLoado seas, mi Señor, por todas tus creaturas ...; muy espe– cialmente por nuestro buen hermano el sol, el cual hace el día, y nos alumbra con gran esplendor ... »Loado seas, mi Señor, hasta por el hermano viento, y por el aire, y las nubes, y el sereno, y todo tiempo.n Sí, pensó el P. Fidel, hay que alabar a Dios hasta por nuestro pobre hermano el desagradable invierno, pues él nos proporciona ocasión de hacer un poco de ;penitencia, de sufrir algo más por amor de Aquel que tanto sufrió por nosotros... ; y hay que alabar también a Dios por ese c<tiempo malo», porque gracias a él logra– mos apreciar mejor el don maravilloso de la PRIMAVERA. j La Primavera! ¿ No es un gozoso y felicísimo milagro este repetido resurgir de la naturaleza postrada? Todos los años, acabada en el otoño la recolección de los frutos, el Gran Espíritu del invierno empieza a descender del Norte, y durante los meses blancos de escarcha o de nieve pasa ululando con estremecedores ecos sobre bosques y estepas. sobre picos y valles, sobe alcores y llanadas ... , hasta que lo deja todo encogido bajo una inmensa losa de frío. Sobre dicha losa realiza sus danzas el Gran Espíritu del invierno ; los seres vivos todos huy,en lo mejor que puedell? de él, y buscan esconderse donde sea, con la secreta esperanza de que vuelvan días más venturosos.
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