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TEMPORAS DE PRIMAVERA 131 suponfa, fos de siempre ... : Josefina, Consuelito, María de la Gracia, ,ccAzucenall, que estaba ya de vaoaciones... , Martín Bos– que, e,J ,cmuevOl) que estud,iaba Veterinaria, otro par de ellos... Es decir, las chicas más despiertas y ,g,enerosas, los muchachos más inteligentes. Con los rpocos meses de su actuación. juv,enil tenía ya la suficiente experi,enda para estar convencido de que las molleras cerradas o ,con escasa luz sólo mezquinos frutos Ileg~rfan a ofre,c-er, nada más ,que vulgaridades en todos los •Ór– denes podían esperarse dé ,ellas. (No consideraba como molleras cerradas las d.e escasos conocimientos librescos, sino ,las de muy. cortos alcances.) Encontraba que la inquina teresiana contra las aJlmas y las devociones bobas ,estaba bien justificada. Para atr,aer más agradab1emente la ,atención de quienes le oían, buscó el P, Fidel hacer saltar d di,ábgo, incitando a que le preguntaran sobre lo que había dicho... De momento, pareció animarse la reunión: cuchicheos, risitas, algún gesto que parecía prometer ,al,go, Jigeros codazos a ésta o aquél para que se le– vantara, nerviosos as,pavientos y excusas de los ailudidos... Es– pera inútil: nadie se atrevía. O tal vez era que todo lo entendían y con todo estaban conformes. Al ver aquello, el P. Fidel tomó nuevamente la palabra, en un intento de exiplicar con brevedad la segunda parte, Ia positiva, del programa paulino: ccvivfr sobria, justa y piadosamente en este mundol>. -En estos tres adverbios, que no ,están escogidos al azar, encierra el Apóstol un ,colmado c6digo de normas. 'Debemos vivir «sobriamente¡¡ en el uso y disfrute de las cosas materiales de aquí abajo ; ccjustamente'j¡ ,en nuestras relaciones con los demás hom– bres, nuestros prójimos; ccpiadosamente¡¡ en nuestro ,obligado ir hacia Dios, Y quien cumple bien con Dios, con los hombres y consigo mismo en el uso de las cosas, es un varón ,perfecto, un cristiano ejemplar. nLa sobriedad o moderación en iel uso de las cos,as es a,lgo completamente necesario a quien trata de seguir a Cristo. EI mismo nos amonestó muy seriamente a que estemos vigilantes para que nuestros corazones, es d,edr, nuestro espíritu, ,ceno se emboten con la crápula, la embriaguez y los excesivos cuidados . de la vida)> (Luc. 21, 34). Cierto. sin un tenor convenientemente

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