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80 Ante la vista tenemos, en efecto, varias cartas ·que prueban su consecuente amistad, el dolor que ex– perimentaba por las pruebas de las personas amadas y los saludables consejos con que procuraba mitigar sus penas, Ya desde Caracas escribía una carta al amigo .don L orenzo, indicándole los motivos de la partida, sin despedirse de él y de su familia, aunque para no– sotros fueron el deseo de ofrecer al Señor un sacrifi– cio completo, privándose de aquel pequeño placer. En el Caroní recibió la esquela mortuoria y una carta de la señoritc~ Patrocinio en la que le participa* ba el faUeciniiento de su cristiano padre. El Padre Santos? sin pérdida de tiempo, contestó, asociándose a la pena que afligía a la. distinguida familia. "Acabo de llegar a casa, después de algún tiempo de ausencia, escribe el Padre Santos, y me encuentro con una es– quela mortuoria y un ·periódico de Bayamo, que me anuncian la triste noti<;ia de la muerte de su amantí– ·simo e inolvidable padre, acaecida el día 20 de mayo. Después de dirigir a Dios nuestro Señor una oración por el descanso ·de su alma, me uno a su mamá, a US· ted y a toda su familia, desde estas lejanas tierras, para aco,mpañarles en el más profundo sentimiento, por la pérdida de un ser tan querido, que se separa de su fado y también de nuestro lado; porque su pa~ dre lo era también nuestro, por el interés que tomaba por todos los capuchinos; lo mismo en lo próspero que en lo adverso. "Mas, no tenemos otro remedio que resignarnos a la voluntad de Dios, diciendo con el santo Job: "Dios nos lo dió, Dios nos lo quitó; sea el nombre de Dios bendito". Y mejor aún, con Nuestro Señor Jesucristo: "No se haga mi voluntad, sino la tuya". Hace algún
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