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66 ministerios a la montaña del Calvario, y beber el cá– liz de la amarguara. Salió en cierta ocasión a un caserío de Bayamo con el objeto de administrar el sacramento del bau– tismo; asistieron a la ceremonia unos jóvenes irrespe– tuosos y libertinos en estado de embriaguez, los cua– les, hincados de rodillas, le pedían por burla la ben– dición. El Padre Santos, humilde y paciente como era. no se inmutó, antes bien, soportó el escarnio con en– comiable resignación. Sin embargo, para que semejan– tes escenas no se repitieran, tomó cartas en el asunto el Padre Nicolás de Cármenes, Superior de la Casa, quien en otra ocasión similar, se enfrentó a aquellos Jóvenes atrevidos, afeándoles el acto realizado con el sufrido Padre Abelgas, logrando que desistieran de molestal'le en lo sucesivo. En una de sus frecuentes excursiones apostólicas se hospedó ..en el domicilio de una familia, la cual le señaló determinada habitación para que pernoctase en ella. Cansado como estaba del trab¡i,jo del dia, colgó su chinchorro y se entregó al descanso. Cuando supo– nía.nle ya dormido, entraron en el mismo aposento dos recién casados .por el mismo Padre; también ellos aco– modaron su dormitorio en la dicha estancia, para mo– lestarle y hacerle pasar una noche toledana. Otra vez ejerciendo los ministerios en el caserío el "Dátil", organizaron un baile nocturno_varias pare– jas de negritos, aprovechando la ocasión de la concu– rrencia motivada poi· la fiesta religiosa. Fatigados de tanta danza, a altas horas de la noche, se retiraron, en partida doble, al cuarto donde dormía el Padre San– tos; primero dos, luego cuatro, y más tarde cuantos cabían en la reducida habitación. Los huéspedes cre– yeron dormido al misionero y continuaron las franca.– chelas del baile, .proporcionándole una negra noche,
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