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63 que los denunciaba12,_ a las autoridades (civiles y ecle– siásticas); y hasta llegaron a poner sus manos sacrí– legas en las mejillas de uno de ellos". No obstante el ambiente difícil y frecuentemente hostil, trabajaron Jos Padre denodadamente y alcanza– ron alentadores frutos es~rituales, pues, como indica el Padre Escoriaza en la Obra citada, en el año de 1908, o sea, tres años después de su. llegada a Bayamo, hi– cieron 1.350 bautizos, 192 matr~monios y 6.000 co:mu– niones. Y en el año de 1909, 941 bautizos, 136 matrio– monios y 7.000 comuniones. Cuando el Padre Abelgas llegó a Bayamo cons– tituían la Comunidad de Capuchinos los Padres Flo– rencio de Artavia, Superior; Angel de Lieres, y los Hermanos li--.ray Carlos de Peón y F'ray Roque de Re– liegos, que con nuestro Padre Santos, sumaban cinco operarios evangélicos para cultivar una heredad exten– sa y en extremo difícil. Desde que el Padre Abelgas llegó a Bayamo em– pezó a ejercer los sagrados ministerios . y cooperó con los otros religiosos al progreso espiritual de la pobla– ción. Sin em.bargo, revelóse muy pronto como un gran misionero para recorrer caseríos y campos, razón por la cual aprovecharon los Superiores esas buenas cua-• lidades para enviarle a trabajar a las parroquias de Guisa, Veguita y Cauto, y para evangelizar las gentes sencillas de muchos de los campos pertenecientes a la Vicaría. Nuestro gran Misionero supo acomodarse al me– dio, percatándose de la ignorancia religiosa de las gen– tes a quienes debía conducir por la senda del bien. Pw lo mismo, eran sus predicaciones sencillas, saturadas de JJaciencia y de caridad. Así, por ejemplo, para ex– J~licarles la. verdad fundamental de la existen-da de

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