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61 Fray Francisco de Idoy, fué también él mismo, con el fin de colaborar personalmente en el importante asun– to de la fundación. Pero no fué posible realizar el preconcebido pro– ·yecfo, porque murió uno de los misioneros y, tanto el Padre Prefecto como los otros dos religiosos tuvieron que retirarse a causa de haber contraído grave enfer– medad. Con todo, el espíritu gigantesco del Padre .Adoain no se acobardó ante sem'ejante fracaso. Des~ de entonces se .dedicó a dar misiones en la Habana y en la diócesis de Santiago. Fué celebérrima la que pre– dicó en Bayamo, el año de 1852, en donde acompañó al Ilustrísimo Arzobispo, Padre Claret, (hoy Beato) , ya que, no obstante las dificultades que se les presen– taron hicieron 436 mat rimonios de amancebados, y distribuyeron más de 8.000 comuniones. Nuevas tentativas realizadas por el año de 1854. para fundar el Colegio Misionero fracasaron t otalmen– te, Y viendo el Pedre Adoain que eI objeto principal de su ida a Cuba no podía cumplirse, se retiró a Guate– mala, en donde s e había establecido una Comunidad .de Capuchinos, para llevar con eUos vida claustral co– mo cumplía a un :perfecto religioso. Desde la salida del Padre Esteban, de la Perla de las Antillas, hasta el año de 1905, desaparecieron los Capuchinos de aquel campo de apostolado. Mas esta ausencia debía ser temporal y no definitiva. La ciu– dad de Bayamo, varias veces evangelizada por nues– t r os religiosos, debía nuevamente par•ticipar de la be– néfica siembra espiritual de los abnegados Misione– ros. Así sucedió en efecto, pues resuelto el Superior .de los- Capuchinos residentesen Venezuela a seguir el preconcebido plan de fundaciones, para ext ender 1a

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