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53 ejerc1c10 del apostolado y de sa1var almas. P'itepará– base cuanto estaba de su par te y dábase después al tl'.'abajo con toda su alma, puesta en Dios la confianza. "Hubo que preparar una comarca de Zamora pa– ra una gran romería o peregrinación que debía veri– ficarse en un santuario próximo a la capital El Pa– dre Santos fué señalado como uno de los propagan– distas predicadores y preparadores de los pueblos que le scfialaron, para el gran día. Y allá fué nuestro Pa– dre Abclgas sin más bagaje que el brevíar:io. "Predicaba y confesaba en un pueblo y corría lueg·o a otro; pero en cierta ocasión, no contando con d tiempo y las .distancias, y acaso desorientado en el camino, se le echó la ncche encima. No se intimida por eso: apártase del camino, se introduce en. un vi– ñedo, y allí amparado y abrigado por los sarmientos, entonces en pleno verdor, recógese y ofrece su alma a Dios, y echado en el suelo, se entregó al sueño. "Al día siguiente dcspiértanle la suave luz de la aurora y el melodioso gorjeo de los pajarillcs, y com– puesto y alegre, endereza de nuevo sus pasos a la próxima parroquia. Era temprano, y nadie todavía lo esperaba. l'Jl Padre Santos celebró la Misa, predicó y confesó gente, deja:..1do en el misterio la noche pasada. eh el campo, quedando grandemente intrigado el pá– rToco. "Sólo bastante tiempo despu~s pudimos saber, los que con él convivía1nos, de aquella aventura, que pa– tentizaba al Padre Santos 1 como un perfecto fraile menor; activo, mortificado, confiado en Ia Providen– cia, y capaz de emular las grandes acciones :de heroi– cos misi01ieros. Y como para ello le destinaba Dios, no tardó mucho tiempo en ser señalado candidato pa– ra nuestras misiones de América, dándosele ocasión de realizar .sus verdaderas aspiraciones de ser prego– nero del Evangelio en tierras lejanas, como me consta que fueron esas".

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