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52 Entre los Capuchinos estaban ya impuestos los exámenes para los Sacerdotes jóvenes, no sólo por un trienio, sino durante cinco años consecutivos; dispo– sición confirmada en las nuevas leyes redactadas des– pués de la promulgación del nuevo Código Canónico. Finalizado el año de Elocuencia en el mes de ju– lio, fué trasladado el Padre Abelgas, de nuestro con– vento de León, al de Salamanca, en donde se preparó para el examen general y recibir el título de Predica– dor siéndole otorgado por el Padre Ministro General, según lo prescribi6 el Seráfico Padre en la Regla de los Frailes Menores. Desde entonces se dedicó a ejercer los ministe• rios, principalmente al de la predicación y al confe– sonario. Sin pretensiones de orador elocuente, sus instrucciones eran sencillas , como sencillo era él en todas sus cosas; pero nunca desaliñadas o menos co • rrectas, y ungidas, en tcdo tiempo, con el confortai.1- te o1eo de la caridad evangélica. El teatro principal de sus correrías apostólicas lo constituyeron las provincias de Salamanca, León y Zamora, en las cuales predicó misiones, y levantó el espíritu cristiano, promoviendo, con otros opera– rios, devotas peregrinaciones a santuarios de mayor o menor renom.bre. Los pueblos admiraron su sencillez franciscana, su aspecto penitente, su predicación aco– modada a la capacidad del auditorio, su vida ejemplar, descubriendo en aquel fraile alto, delgado, modesto y risuefio, la imagen del Serafín de A.sís, quien predi– caba los -sermones más elocuentes con su ejemplo de vida penitente y mortificada. "Elevado al sacerdocio, dice el Padre Escalante, en el informe citado, y habilitado para la predicación, pronto pudieron perciblrse sus buenos deseos para e.!

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