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41 miraba a mujeres y con mucho recato a los re]igiiosos .. En su lengua era modelo en las horas de silencio; sólo hablaba lo preciso y muy bajo, gustando en el recreo escuchar más que hablar. Nunca recuerdo haberle oído :murmurar de nadie. Poco~amigo de noticias, :n.o pres– taba gran atención a los que la_s referían. La curio-– sidad de saber cosas del mundo no tenía cabida en él" (16). Más lacónicos los da~os que suministra e] Padre · Vera, no son, sin embargo, menos edificantes. "El Padre Santos (q. e. p. d.) y un servidor estuvi– mos juntos en el santo Noviciado varios meses... Tam– bién estuvimos juntos en los Colegios. de Filosofía y Teología, aunque tuvimos algimos cursos:de dife– rencia. "El P. Santos, durante este tiempo, fué muy amante de la observancia regular. En la obediencia a los Superiores era muy ejemplar; para él las más sen– cillas advertencias eran corno preceptos. Jamás le oí murmurar ·de los Superiores. "Era muy humilde, sufriendo las reprensiones con la mayor igualdad de ánimo y hacía con gusto los tra- • bajos más molestos que se le encomendaban; rarísima vez hablaba de sí, de su familia, pueblo, etc., y nunca con jactancia. "Procuraba guardar con exactitud el silencio re-– guiar y evangélico y aún en los recreos era muy parco en el hablar. De carácter apacible, era enemigo de dis– putas y altercados con sus compañeros de noviciado y estudiantado. Piadoso sin afectación, tenía en gran– de estima el ejercicio de la meditación y de las prácti– cas devotas acostumbradas en la Orden" (17). ( 16). Informe particular del Padre Antonio de Carrocera, año – de 1939. ( 17). Carta idel Padre Leonardo de Vera al Padre Mariano,, 9 de enero de 1939.

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