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·Capuchina, y en el cual puede entreverse la rectitud con que marchará el nuevo novicio por la senda de la santidad, no desmintiéndolo jamás con obras menos recomendables. Indudablemente que, transformado en su exte– rior, recordó Fray Santos las .palabras dirigidas por el Seráfico Fundador al bienaventurado Fray Gil, des• pués de imponerle la librea franciscana: "¡Hermano queridisimo!, gran merced te ha otorgado el Señor. .Porque si viniera el emperador a Asís y eligiera a algunos ,de los vecinos para ser caballeros y gentiles– hombres, mucho placer les daría, Pero ¿ cuanto mayor no debe ser tu regocijo, ya que Dios te ha escogido para ser su caballero y su siervo fiel, y para poner por obra la santa perfección evangélica.?. Fray Gil y ·1os demás hijos .de $an Franciscc, constiiuían, una vez recibidos en la Orden, "los caballeros de la 'l'abla Re– donda'', como se complacía en llamarlos el pobrecillo enamorado de la pobreza, para conquistar el mundo con la Cruz de Cristo, con la penitencia alegre, con los cantos aI hermano sol y con la caridad seráfica, copia fiel del Evangelio. Fray Santos pertenece también, ,desde hoy, a los· caballeros divinamente alegres de la Tabla. Redonda; será juglar de Jesús y de sus esco• gidos . Proverbial es la austeridad de la Orden Capu– china, .fo mismo en su vida interior, en las prácticas claustrales, que en su porte exterior. La vida del no– vicio está dedicada casi por completo al estudio de las leyes monásticas, a la oración mental y bocal, al rezo del Oficio divino y del Oficio de fa Virgen María, y al ejercicio de la mortüica.ción interior y de penitencias corporales. El novicio capuchino viste un hábito aus– tero y pobre, lleva sandalias en sus pies, se levanta a :media noche para cantar las divinas álabanzas, ayuna varia cuaresmas al año, flagela su cuerpo con frecuen-

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