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28 pló el joven Lorenzo al ingresar en el convento de Ca– puchinos de Bilbao. Transcurridos laudablemente algunos días, bajo fas impresiones más gratas, y advertidas po:r el Su– perior y por el Maestro de novicios sus buenas dispo-– siciones, resolvieron imponerle el sayal franciscano . Para esta solemne ceremonia se preparó Lorenzo con. un retiro de varios días, dedicado a devot as reflexio– nes, a lecturas piadosas, a exámenes de conciencia, les cuales culminaron en una confesión general de toda ia vida del siglo, purificando su. alma de las manchas que hubieran podido empafi.ar, aunque levemente, la blancura inmaculada de la inocencia bautismaJ. Así dispuesto, se presentó el nuevo aspirante ante el altar santo, para despojarse del hombre viejo y re– vestirse del nuevo. De rodillas, en presencia de la Co– munidad, oyó de labios del Superior las simbólicas palabras de despojo, al mismo tiempo que dejaba los. vestidos del mundo. "Despójete el Señor del hombre viejo con sus actos". Luego le impone el hábito de la Orden, diciéndole: "Vístate el Señor del hombre nue– vo, que fué creado, según Dios en justicia y en santi-– 'dad de verdad". A continuación le ciñe la cintura con el cordón seráfico: "Cíñate el Señor con el cíngulo de· la pureza", etc. Por último le entrega el cirio, con palabras no menos significativas: "Recibe, carísimo h ermano, la luz de Cristo en señal de tu inmortali– dad" . . . Deposita después en sus manos la Regla, el santo Ro~ario y el libro por excelencia para cantar las divinas alabanzas al Señor; el Breviario, compañero inseparable durante toda su vida. ·Tuvo lugar la ceremonia de imposición de hábito el día 19 de noviembre del año 1895, cambiando enton– ces el nombre de Lorenzo Alvarez por el de Fray San– t os de Ab.elgas, nombre que conservará en fa Orden_

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