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.. 238 en dos ocasiones: Una vez se me había perdido por completo la cosecha de maíz, a causa de un gusano que le cayó; volví a sembrar, y ya nuevamente se es– taba perdiendo. Rogué entonces al Padre Santos, ya fallecido, que me salvara la cosecha, haciéndole una promesa, y la cosecha se salvó. En otra ocasión tenía una niñita muy grave; encomendé al Padre Santos su vida y salud, haciéndole otra promesa, la hijita se pu– so buena. Heraclio Ferná11dez.

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