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235 muy circunspecto en el trato con mujeres; su mirada parecía la de un santo. Todo el pue\}lo le quería muchí– simo, haciéndole en cierta ocasión una despedida tan tierna, que emocionó al mismo Padre. Pablo Rojas. El Padre Santos casó a mis suegros, ya s.eptua– genarios, triunfo que él consiguió c;on s.us , sabios y prudentes consejos. Me parecía un sacerdote muy bue– no; modesto, ejemplar, devoto, atento, respetuoso y .humilde. Una vez le dije a él mismo: "Padre, usted tiene bien puesto el nombre de Santos, porque es un verda– dero santo". Entonces el Padre, con gran humildad, bajó la cabeza y se sonrió. Nunca se ha oído hablar mal de él, y siempre bien. Vicente Auastasio Ortiz. 139 Estudiando yo cuarto grado y temiendo mucho por mis exámenes, prometí al Padr.e Santos, que si me sacaba bien al fin de curso, le pondría un milagrito .de oró; salí bien y cumplí la promesa. Sabina Ortiz.
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