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233 dad y gratitud. Con ·santa. energía reprochaba lo que ".efa malo; nadie hablaba mal de él. Encontrándose mi hijo Juan muy necesitado, Je encomendé esa, necesidad al Padre Santos, a, quien re~ zaba con frecuencia, y conseguí la gracia. Malia Herrera viuda de B'i.}~S. 'l'raté muchísimo al Padre Santos en Curiapo y en la ranchería de Cuamujo. Para mí era un sacerdote muy ejemplar, nada de inmodesto. Una vez le mandé con tres indios a otra ranchería para que los catequi– zara; el P&:ire volvió con un sólo, canalet.ean_do él mis– mo por no molestar a los demás, según me manifestó. A ninguna persona he oído hablar mal, pero sí a mu– chas bien. Yo le pedí en cierta ocasión una gracia y, por su intercesión la alcancé. Francisco Nanáez. 7: Creo que el Padre Santos era un verdadero santo. Yo misma le enseñé aquí el Padrenuestro en ' 1 guarao", y él lo a.pt :ntó para luego enseñárselo a los indios; no pudo entonces aprender el "Credo", porque le costaba muchísimo. Todas las gentes decían que era. :rnn Padlie santo. Francisca Perzons de Na.r-+1áez. Cuando el ·Padre Santos vino a Cu:riapo 'le conocí aún much2.chita: no puedo formarme criterio personal,
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