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232 En Güauza traté por primera vez al Padre Santos, y tengo que referir lo siguiente: Que llegó a mi casa cuando yo me encontraba solo en ella; yo mismo le pre– paré la comida, pero con tan mala suerte que, en vez de grasa, le eché kerossene; al yo advertirlo, ya el Pa– dre había tomad.o buena cantidad de alimentos, y no quería de ninguna manera que le prapara otros, tra– tando de no .darle importancia. Tropezando uno_de los Padres de la Misión con no pequeñas dificultades suscitadas por un criollo, me di– jo el Padre Santos que hablara con el Padre, para ver si podía resolverse aquello por las buenas. Estando el Padre Santos en mi casa, pelearon .dos trabajadores que ya se iban a las manos; él los hizo venir a su presencia, les habló de la e;aridad, por la que todos éramos hermanos, y así consiguió apaciguarlos. En vida y después de su muerte, nunca he oído hablar mal de él, y sr frecuentemente muy bien. Sé de pers-o– nas que a él se encomiendan. l\fanuel Renaud. En Curiapo traté varias veces al Padre Santos. Las referencias que yo tengo son, de que era muy bue• no y un santo; nada en contra. Rosa, Margarita de•Vicuña. Por el año de 1925 vino el Padre Santos a Curiapo y se hospedó en mi casa. Decía yo que le cuadraba muy bien el nombre de "Santos", por su caridad, bon-
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