BCCCAP00000000000000000000752

224 -contribuyendo con su predicación y buen ejemplo a robustecer nuestra fé. Cuando murió ' en Caracas, fué un luto general en todo el territorio, y decían las gen– tes que ojalá lo canonizaran para venerarle en los al– tares, deseo que no ha decaído. Sintiéndome muy desolada por la muerte de :un ,sobrino que yo había criado, y que había bautizado el Padre Santos, le pedí que me consolara y me alcanza– ra la gracia de que .desapareciera pena tan grande, pa• ra lo cual le hice varias veces la novena; me alcanzó verfecta resignación y tranquilidad para mi espíritu. Yo le acompañé con otras dos señoritas a La Hor– queta, el año de 1926. En dicho viaje observamos que podría ser más tarde un verdadero santo; y esta creen– cia la teníamos muchas personas antes de su muerte. El día 25 de diciembre nos invitó a ver a una enfer– ma que estaba bastante grave, de muerte, y al termi– nar de darle los Sacr<J.mentos dijo, con su fé y rostro de verdadero santo: "Esta señora ya no se muere", sacó de su bolsillo varias medallas, le puso uno a di– cha moribunda, en una de las manos. También sacó dos bolívares y nos ordenó ver cómo los aumentába– mos para hacer la caridad a dicha moribunda. También nos mandó que la abrigáramos y que cogiéramos su cobija. Con los dos bolívares hicimos un quesillo, lo ñ– famos y sacamos cincuenta bolívares, compramos con -ellos a la enferma, sábanas, fundas, medicinas, y ali– mentos. Al siguiente día la enferma había cambiado, y más nos hizo creer que el Padre Santos podría ser un verdatlaro santo con sús caridades,, después de muerto. Rosario de GaJviatti, l\'Iaeistra. Por el año de 1924 conocí al Padre Santos en Cu– riapo; él me casó en dicho lugar, celebrando aquel día

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz