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222 sis de narcóticos, quedó como muerta y sin esperan• zas de que reaccionara, pues el propio médico había perdido toda confianza de salvarla, y la familia había :2reparado lo necesario para el entierro. Una tía ,de la enferma nos aconsejó hacer la novena l:!,l Padre San– tos de Abelgas. Se empezó la novena y se colocó una estampita del Padre debajo de la almohada de la pa– ciente. Al día siguiente de comenzada la novena, ,des– pertó la enferma, del prolongado letargo, y a los quin– ce días, se encontraba perfectamente bien, y libre de las consecuencias de la intoxicación: Todos nos persua• dimos de que había sido un milagro del Padre Santos. Soledad de Engelhaxdt.

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