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19 había aprendido en la iglesia cuando se1·vfa de m:011a– guillo al señ.or Cur:a. Se encontraba cierto día en el campo, con un compañero más joven que é], y hablán– dole, le dijo: "Arrodillate que voy a decir misa". El compañero obedeció y se estuvo muy quieto y atento :mientras Lorenzo celebraba. El hecho de la predi– lección por esta laudable práctica, en los años de su infancia, lo afirman aúü. hoy muchos testigos que lo · jpresenciaron, según nos asegura el Padre José María, en el informe arriba citado. . · , Quienes más tarde serán también testigos de los imponderables sacrificios que el futuro Padre Santos se impondrá para celebrar la Santa Misa en los campos de Cuba y del Caroní, nos confirmarán que estas pia– dosas aficiones no eran un simple juego d.e niño, sino Jp:rresagios, o primeras manifestaciones de vocación al estado sacerdotal y misionero.