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219 11'.l El Padre Santos de Abelgas vino a Tucupita el año de 1923, y desde entonces le traté, notando que era muy honesto, muy virtuoso y sumamente concre– tado a sus deberes religiosos y sacerdotales. Viajé muchas veces con él por. el Orinoco; una de ellas traía yo una carga de maíz en un balandro que se esfondó; y se fué todo al agua. En los viajes nunca se quejaba de incomodidades: siempre sufrido, humilde, tranquilo y paciente. Apro– vechaba c1:..alquier ocasión para darnos buenos conse– jos. El am-:)iente ,en Tucupita, en orden al Padre San– tos, fué en vida, y lo es hoy, de que era un santo. Jesús Rafael Salazar. 129 ·Muchb.s veces viaJe en el Orinoco con el Padre Abelgas, ¡::areciéndome muy humilde, 1mes nunca se quejaba de las incomodidades, y frecuentemente me daba buenos consejos sobre asuntos religiosos. Juan González. 139 Cuanc.o nació mi niño Luis Oracio, que hoy tiene doce años, hubo necesidad de una intervención quirúr– gica, por motivo de la cual, quedó tan maltratada la cabecita del niño, que todos lo juzgaron muer to en los primeros momentos.; luego se notó un pequeño signo de vida, pe:-o aseguró el médico que cualquier movi– miento ex: ingt\iría aquel leve soplo. Yo misma quedé muy delicada. A los cuatro días me visitó el Padre

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