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217 Por mucho tiempo traté al Padre Santos; me parecía er. todo un santo, muy buen confesor y exce• lente consejero. Su fama en Tucupita puede concre– tarse en estas palabras: "Que era varón justo, bueno y santo". Apoyada en esta opinión de santidad, me he. en– comendado muchas veces a él después de su muerte. Tenía yo una hija con una gran ronquera cróni-– ca; antes de acostarme recé por espacio de un mes, tres padrenuestros al Padre Santos, pidiéndole que le alcanzara la. gracia, y se le quitó la ronquera. Deogmcias de R.ioo. Sie:Q.do yo muy joven conocí a.1 Padre Santos en Tucupita. E:ri cierta ocasión hice un viaje a La¡ Hor-• queta cor: otras dos señoritas (fallecida hoy una y casada la otra), para celebrar ~ fiesta en hónor de Nue$tra Señora del Valle, con el fin de ai:¡istir a la. bendición de una imagen dedicada a esta advocación. Nos llevó el Padre Santos para que le ayudára– mos en el canto y en todo lo demás, ya que él nos llamaba las ovejitas de su rebaño. En dicho caserfo. había una mujer gravemente enferma; tanto que el Padre Santos le administró los Sacramentos. Hecho es~ piadoso acto, se volvió el Padre hacia nosotras y· nos dijo: "Esta mujer no se muere, aliméntenfa. y abríguenla" ; lo cual hicimos apenas nos lo indicó. Dos: niñitos y una gran pobreza. acompañaban a 1a señora. Viendo el Padre que la enferma no quedaba bien abrigada, nos ofreció su cobija, la que no aceptamos, diciéndol~ que ya conseguiríamos. otra de alguna per-

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