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215 Cuando el Padre Santos vino a Tucupita el año dt 1923, era yo jovencita, y noté que edificaba mucho con su conversación, que era muy espiritual, y sobre to· .do, por su humildad. · ·En cierta ocasión me encontraba sin cocin(;\ra; empecé entonces una novena al Padre .Santo~, y ~ Jos tres días, se me acercó una mujer preguntándome si yo necesitaba cocinera. Li:;, recibí y permaneció eµ la casa tres años. · 1 Dido de Díaz. 1 ·Muchos años antes que muriera el Padre Sahtos le traté de cerca. Me parecía un verdadero santb, y esta: era la manera de pensar de otras muchas p~rso• nas de Tucupita. Habiendo quedado en cietra ocasión al frent,e de la casa de los Padres y de la parroquia, por aus~ncia temporal del Padre Samuel, salió por las calles q.e la población en busca de los enfermos, a quienes lle/vaba a la casa parroquial, para curarlos él mismo, dftrles ~.limentos y algún recurso para comprar medicinas, que yo también le proporcionaba. Cuando regre~ó el Padre Samuel decía que el P. Santos le había co:hver- tido la casa en verdadero hospital. / J.esús Rafael Díaz, Farmacéutico 69 En casa de mis padres, a quienes visítah~ coÁ fre– cuencia, traté al Padre Santos. Veía yo algo en ~1 que no se nctaba en los otros Padres, aunque todos i eran 1

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