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II La, ca.11:~iidad virtud favorita. ~ Casos ,eclific.antes. Habiendo tenido la dicha de convivir con el -sier– -vo de Dios, R. P. Santos de Abelgas, en la Casa-Misión de Araguaimujo, puedo declarar en conciencia, que practicó las virtudes en grado perfecto; muchas ve– -ces heroico. No obstante haber practicado todas las virtudes como dejo dicho, hay una que fué así como la característica en el Padre Santos, y que a fuerza de practicarla., hizo tal hábito, que parecía una segunda naturaleza; me refiero a la reina de todas las virtu• des: La caridad. Distan.cías, obstáculos, dificultades,, todo lo su.pe • raba cuando de practicar su virtud favorita se trata– ba. Comó. muestra citaré algunos casos concretos de los que fui testigo ocular: Una noche en que en mi carácter de enfermera de los niños velaba a la cabe– cera de un enfermo, a media noche empezó el niño a llorar amargamente pidiendo naranjas. En la Misión no se encontraba la fruta apetecida por el paciente, y yo no sabía cómo contenerlo, cuando de improviso se presentó el bendito Padre, preguntando que qué quería el indiecito. No bien le informé del motivo de su llan– to, dijo en un arranque de esÓs que inspira la cari– dad de Cristo: "Yo le traeré naranjas". Y como lo di– jo, así lo hizo. . . A la una de la madrugada estaba el Padre Santos en el puerto, y ,solito, para no moles– tar a nadie: tomó el canalete, y se fué hasta el caño

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