BCCCAP00000000000000000000752

202 su aposento para comunicarse con su Padre celestial. No tenía su piedad nada de ese sentimentalismo dul– zón, ni daba muestras exteriores que pudieran reve– larla; era sólida, fuerte, propia de, los varones espiri– tuales y perfectos, basada en la fé y nó en el senti– miento. En el desempeño de su ministerio sacerdotal des– plegó gran actividad y celo por la salvación d~ las al– mas; poseyó prudencia y discreción y mucha caridad y mansedumbre para instruir a los ignorantes, conso– lar a los tristes, animar a los débiles; en una palabra, era el paño de lágrimas para todos los dolores, así dél alma como del cuerpo de sus prójimos. Desempeñó algunos años el cargo de confesor de las Religiosas Misioneras, y fué director espiritual de algunas de ellas, desplegando tanto interés por su apro– vechamiento, y tanta constancia para que fuesen sóli– damente virtuosas, que no variaba la receta hasta ver positivos resultados. Me consta con certeza que a una religiosa le habló durante un año sobre la caridad con el prójimo, otro sobre la humildad, y así por el estilo. En general, tanto los religiosos como las religio– sas que con él convivimos, así como los habitantes de los alrededores de la Misión, sentimos, con respecto al _Padre Santos, verdadera veneración. Una vez que los indios internos de la Casa faltaron al respeto al venerado Padre, el Padre Samuel de San .Mateo, entonces Superior de fa Casa-Misión de Ara– guaimujo, aprovechando una salida del interesado, vol– vió por los fueros de ia justicia y de la verdad; hacien– do un panegírico de las virtudes del Padre, y afeando la conducta de los que no sabían apreciar el rico teso– ro con que los regalaba el Señor. "El Padre Santos, dijo, para terminar, es un verdadero santo; todos los

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz