BCCCAP00000000000000000000752

XII! Resignación e1t ta enfermedad. - Piedad! eh"o. geneml; Muerte edificante. Conocí y traté al Padre Santos, en tres ocasí<;mes, en que vino enfermo a Caracas. La última vez fué, en el mes de setiembre del año 1936, en que permaneció hasta su muerte, acaecida el 28 de diciembre de 1937. Fuí enfermero suyo durante ese lapso de tiempo, y noté que ll~vaba la enfermedád con gran resignación. Siempre acató las disposiciones de los médicos y acep– tó las medicinas que ellos le recetaban, sin reparo algu– no. No le dieron narcóticos para calmar los, dolores, de los que no daba muestras de ser muy grandes, aunque el cáncer interno le llevó al sepulcro. Avisados los Superiores por el médico, de su gra– vedad, le manifestaron el estado en que se encontraba, y le preguntaron, si quería recibir los Sacramentos, a lo cual contestó, sin ninguna turbación, que se los an• ministraran. Asistió la Comunidad, cuando se le admi– nistró la Evxtremaución y, muy conmovido, pidió per• dón a los religiosos. Antes se puso el escapulario de la Virgen del Carmen, que solía quitar por Ja noche. No se quejó en todo este tiempo ni de los médi– cos, ni de los Superiores, ni de las medicinas o de los alimentos. En todo instante se le notaba muy recogi– do; cuando no podía celebrar la Misa, se le. llevaba la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz