BCCCAP00000000000000000000752

179 dación de Araguaimujo, se fué detrás del ranchito del :indio Torres y, postrado en tierra, la besó, dando gra• cias a Nuestro Señor por haberle concedido lo que tan– to había anhelado. Desde el principio tuvo mucho interés e~ aprender la lengua de los indios, viendo que le era imposible de otra manera civilizarlos; pero le costaba mucho, por– que no le sobraba memoria, para eso por lo menos. De– bido al deseo de aprender el idioma, y a que no solía andar muy provisto de papel, ni de cuadernos, cual– quier palabra nueva que lograba cazar) la anotaba en el .cuaderno que había destinado a los datos .de los in– dios que bautizaba. No obstante las dificultades para la corresponden– cia, no dejaba de escribir al Padre Superior General de la Orden, todos los años, como está mandado; y eso que raras veces recibía contestación de allá. En alguna ocasión alguien le dijo, que para qué escribía si no le contestaban. Mas él me manifestó después, "que a é¡ no le tocaba mirar si le contestaban , sino escribir como estaba mandado; que bastante tendrían que hacer allá en Roma, para contestar a tantas .cartas". Ví clara– mente que escribía por espíritu de obediencia. Por todas partes, por donde anduvo en excursio~ nes apostólicas, así entre criollos como entre indios, dejaba una fama de bueno y de santo, sin excepción. Me consta de varias personas civilizadas que se enco– mendaban a él después de su muerte; y de dos supe, que conseguían cuantas gracias pedían al Padre San– tos. Oí una vez contar al Padre Inocencio que, sintien– do .un dolor fortísimo de cabeza, que no se le quitaba, se le ocurrió pensar en el Padre Santos, y sin téner con. fianza en él, y_ casi sin saber por qué, le rezó un padre. nuestro, y se le quitó el dolor al punto, como si le hu,• hieran quitado con la mano un gran peso de la cabeza,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz