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93 Así, la actuación concreta del Espíritu Santo consiste, a la vez, en apagar el dinamismo religioso del hombre, dejándolo en una oscuridad radi– cal, y en envolverlo en el suyo propio, abriéndolo a la luz total. Aunque no se hable de Jesucristo, se adivina su presencia; podemos decir: puesto que el hombre experimenta ese cambio de dinamismos obrado por el Espíritu Santo al adentrarse en el destino de Jesucristo, el Espíritu Santo es el Espíritu que anima el destino de Jesucristo, es el Espíritu de Jesucristo 46 • b. LB 3,27-67 se presenta como una digresión en el comentario del v. 3 de la tercera estrofa, que habla del ansia de Dios sentida por las potencias previos, percibe que esa acción era la que movía el proceso que ha conducido a esta meta. 46 En esta digresión (LB 1,18-26) no se haca una formulación explícita– mente trinitaria. Sin embargo, se la puede entrever. La presencia de Jesu– cristo en la noche, tal como se ve en Sut?idé\ y Noche, permite adivinar una de las direcciones del movimiento intratrinltario: dado que la noche en que actúa el Espíritu Santo es el destino de Jesucristo, el Espiritu Santo es el Espiri tu con que Jes:tJcri sto ama a1 Padre; Jb,n i éndonos a §ubi da y Noche no logramos ver la otra dirección: la que v¡;, del Padre al Hijo en el Espiritu Santo, como ya hemos hecho notar (cf. notas 32·-34, pp. 235-237). La presen– cia de las tres personas divinas en la experiencia mfstica, fraguada en el camino nocturno, tal como aparece en el resto de .\., lama, deja ver las dos direcciones del movimiento intratrinitario: la que J~ del Hijo al Padre en el Espíritu Espíritu y la que lleva del Padre al Hijo en el Espíritu Santo. Para entender mejor la actuación de las tres personas de la Trinidad descri– ta en Llama hay que hacer aquí una indicación. "Sabemos muy bien que las obras 'ad extra' de la Santísima Trinidad son comunes a las tres Personas, que sólo se les puede atribuir preferentemente a ésta o aquélla por apropia– ción. Pero la lectura de las obras sanjuanistas ... nos persuade que la teo– ría de las apropiaciones es insuficiente por sí sola para explicar el conte– nido de la experiencia sanjuanista" H. SANSON, ~l espíritu humano según san Juan de la Cruz, pp. 534-535. Concretamente, "en el orden de la eficiencia, san Juan de la Cruz mantiene la unidad de la accion trinitaria y la apropia– ción, pero parece ser, personalizando muy netamente ... la acción de cada una de las Personas ... Pero en el orden de los efectos o del resultado, los comentarios de san Juan de la Cruz postulan, de una manera totalmente preci– sa, un realismo de las relaciones con cada una de las Personas" ibidem, p. 540. Pero no es fiel en atribuir siempre los mismos efectos a las mismas personas; Cf. F. RUIZ, Cimas de contemplación, pp. 282-289.
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