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92 embiste en la voluntad; y la voluntad de suyo es seca y dura en extremo, y lo duro se siente cerca de lo tierno y la sequedad cerca del amor, embis– tiendo esta llama amorosa y tiernamente en la voluntad, siente la voluntad su natural dureza y sequedad para con Dios; y no siente el amor y la ternura de la llama ... De esta manera le era antes esquiva esta llama al alma sobre lo que se puede decir, peleando en ella unos contrarios contra otros: Dios, que es todas las perfecciones, contra todos los hábitos imperfectos de ella, para que transformándola en sí la suavice y pacifique y establezca, como el fuego hace al madero cuando ha entrado en él" (LB 1,22-23). Explica así que la llama, entrando en el alma, la envuelve en su dinamismo divino que abre plenamente a Dios, venciendo la oposición del entendimiento y de la voluntad del hombre cuyo dinamismo se revela radicalmente incapaz de abrir a Dios en plenitud; lucha entre contrarios, entre el Dios divino, que se impone por la fuerza del dinamismo de 1a 11 arna, y e1 Di os humano, que sucumbe dada l & dibilidad del dinamismo de1 alma; da a entender con esto de nuevo que e1 Espíritu Santo empuja a la oscuridad de la noche como ámbito en el quepo– derse desplegar. Justifica de esta forma, en particular ya, la afirmación de que la llama del Espfritu Santo, mientras va introduciendo en su contempla– ción divina, no resulta "amigable y suave·, sino "esquiva" 45 • 45 LB 1,18-26 habla del Espíritu Santo fijándose más bien en su actua– ción en la contemplación nocturna: absorbiendo el amor a Dios vivido por el hombre con su dinamismo espiritual, la llama divina del Espíritu Santo inva– de con su amor al Padre. Leyendo este texto se ve dónde radica la diferencia fundamental entre la presentación de la purificación que aparece en Subida y Noche y la que aparece en Llama: si en las primeras se hace notar esporádi– camente que la entrada nocturna en la actuación contemplativa es obrada por el Espíritu Santo, en la última se hace ver ocasionalmente que la actuación contemplativa del Espíritu Santo se ha ido fraguando en el proceso de la noche. La razón está en que Llama, al abordar el último estadio del proceso espiritual, ve plenamente desplegada la acción del Espíritu Santo que sitúa en el seno de la Trinidad, y, al recordar desde esta altura los estadios

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