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90 ritu Santo con que se unen Dios, el Padre, y la Sabiduría, el Hijo. Por otro lado, indica que todo esto ocurre "por cuanto el alma ... está bien purgada": señala de esta forma que la absorción del alma en Dios obrada por la llama ha sido posible porque ha llegado hasta lo más profundo de la noche, quedan– do plenamente liberada de su dinamismo espiritual y cogida en el dinamismo divino del Espíritu Santo 44 • Comentando el v. 4 describe más ampliamente la actuación de la llama en el recorrido de la noche. Afirma introductoriamente: ·esta llama de Dios·, mientras el alma está "en estado de purgación espiritual, que es cuando va entrando en contempla– ción", no resulta "amigable y suave" (LB 1,18), sino "muy esquiva" (cf. LB 1,19), Y justifica esta afirmación en la exposición que sigue. 44 En ninguna de las dos "digresiones" señaladas (LB 1,18-26 y 3,27-67) se hace una formulación trinitaria. Sólo a la entrada de la primera, en LB 1,17, se incluye de forma relativamente explícita al Hijo, haciéndose ver así el carácter trinitario de la experiencia mística en que culmina la puri– ficación preparatoria. De esta forma, se insinúa también el carácter trini·· tario de esta purificación. No sería, pues, abusivo ver el proceso purifica– tivo de que trata esta "digresión" de U.ama en la perspectiva trinitaria de toda la obra; cf. H. SANSON, El espiritu humano según san Juan de la Cruz, p. 529. Indicamos brevemente esta perspectiva. En la experiencia mística de que hab1a U.ama se dan dos tendencias. "Una de e 11 as insiste sobre 1a unidad y la simplicidad de la Esencia djvina, de la que el alma se hace partícipe; la otra insiste, por el contrario, sobre la participación del alma en cada una de las Personas" ibidem, p. 543. "Hay que confesar que san Juan de la Cruz tiene predilección por la terminología trinitaria, que seguramente corresponde mejor a su experiencia de Dios" ibídem, p. 547. Se puede resumir su contenido así: "el Verbo aspira el Espíritu Santo en el alma, y el espí– ritu del alma llega a no ser más que uno con el Espíritu Santo así aspirado; unida al Verbo, el alma participa con el Verbo sus actividades en el seno de la Santísima Trinidad. La vida del alma y la del Verbo, el espíritu del alma y el espíritu del Verbo, no hacen sino uno. En la economía del cristianismo sólo hay una manera de que el alma participe en la naturaleza divina: con– siste en ser enteramente del Hijo, y por el Hijo, enteramente del Padre y del Espíritu Santo" ibídem, pp. 548-549. Cf. F. RUIZ, Cimas de contempla– ción, pp. 282-289.
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