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88 dan la clave que permite entender la visión objetiva de la aniquilación recogida en esta descripción: la aniquilación mortal de que trata proviene del desamparo del Padre, fuente de la vida 42 • Según esta descripción, pues, Jesucristo experimentó que el Padre, de quien vivía, lo desamparó, hacién– dole sentirse aniquilado; que el Padre, fuente de su vida, se retiró, no de– jándose acoger por el dinamismo espiritual con que tratan de acogerlo los hombres y reduciéndole de esta forma a la nada y al vacío. Así, la actuación concreta de Jesucristo consistió en descender a la nada y vacío humanos, a la vez, para cerrar el dinamismo espiritual con el que los hombres buscan a Dios y para dejar correr el dinamismo con el que él acoge al Padre. En el drama de este destino Jesucristo reconcilió y unió "al género humano con Dios" (S II,7,11). B. El Espíritu Santo en la noche de Jesucristo En este segundo paso rastreamos la actuación concreta del Espíritu Santo en la noche del hombre asumida por Jesucristo. Surge aquí una dificultad: ni Subida ni Noche ofrecen más referencias al Espíritu Santo que las que hemos examinado, todas ellas muy genéricas. Pero se puede resolver esta dificultad sin mayor apuro: dos de las tres veces en 42 Vemos que esta descripción objetiva de la noche espiritual de Jesu– cristo tiene carácter negativo: el Padre lo desamparó, dejándole aniquilado. Pero se presupone lo positivo: se ocultó el Dios acogido por los hombres, en cuya vida se había sumergido, y apareció el Dios que sostenía su vida, el Padre. Así es como reconcilió y unió "al 9énero humano por 9racia con Dios", corno pagó "la deuda" y unió "al hombre con Dios" (S II,7,11). Cf. GIOVANNA DELLA CROCE, Partecipazione alla passione e marte di Cristo in san Giovanni della Crece, pp. 232-237; LUCIEN-MARIE DE SAINT JOSEPH, Le Christ dans la doctrine de saint Jean de la Corix, pp. 248-258.

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