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85 Encontramos las referencias necesarias en la presentación que hace de su vida para fundamentar la experiencia nJcturna (S II,7). Hemos examinado esta presentación, y hemos visto que en ella aparece Jesucristo asumiendo el destino del hombre en la noche; pero lo hemJs visto de manera puramente formal. Volvemos ahora sobre esta presentación para analizar en su materia– lidad la descripción que hace del destino humano de Jesucristo. Después de haber recogido su invitación a seguirle (S II,7,2-8), presenta el ejemplo de su vida personal (S II,7,9-11). Dice introductoriamente: "por– que he dicho que Cristo es el camino, y que este camino es morir a nuestra naturaleza en sensitivo y espiritual, quiero dar a entender cómo sea esto, porque él es nuestro ejemplo y luz" (S II,7,9). Describe a continuación, en esbozo, las noches del sentido y del espiritu sufridas por Jesucristo. En primer lugar, aborda su noche sensitiva (S II,7,10). La presenta pri– mero en esquema: "él murió a lo sensitivo, espiritualmente en su vida y naturalmente en su muerte"; después con sus m·,smas palabras: "porque, como él dijo, en la vida no tuvo dónde reclinar la cabeza (Mt 8,20), y en la muerte lo tuvo menos". Las palabras con las que ha construido el esquema y las palabras que ha tomado de la Escritura se complementan mutuamente. Al decir que "no tuvo dónde reclinar la cabeza", aclara lo que quiere decir cuando afirma que "murió a lo sensitivc": indica asf que Jesucristo no des– cansó (no reclinó la cabeza) en lo sensitivo, es decir, en las cosas a las Docteur mystique souligne plus nettement ce que sa vie met en pleine lumie– re: le role du Christ dans son humanité historique, et la valeur de 'revela– teur' que posséde chacun de ses mystéres. Peut-etre le saint nous reprocher– ait-il de réduire la vie du Christ a ce que nous pouvons en comprendre et de ne pas avoi r assez le sens du mystere" ibidem, p. 281.

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